¿Cuántos podemos decir que hemos logrado el éxito?, ¿tenemos suficiente estima personal para aceptarnos, comprendernos y querernos? Si logramos la estima suficiente incrementando el amor propio, reconoceremos la valía de los demás; apreciando sus capacidades, potencialidades, limitaciones intelectuales, psicológicas, afectivas y espirituales. De tal manera que, permita establecer un sistema de comunicación que nos conduzca a relaciones interpersonales en el buen sentido de la amistad, lealtad, consecuencia, responsabilidad y justicia que, nos llevará al éxito compartido, reconocido y retroalimentado por todo el grupo humano que está inmerso en una actividad común.
Pero, no es fácil que la estima personal sea valorada por nuestros semejantes, porque existe mucho celo, egoísmo, envidia e incomprensión; en la mayoría de los casos, difícilmente se acepta el aprecio, las motivaciones sinceras y desinteresadas porque algunos no conciben que la estima personal brinda las posibilidades de éxito sin que se pierda la sencillez, el don de gente y la amabilidad.
Nosotros que estamos constituyendo un grupo humano, debemos proponernos reforzar las conductas que permitan recíprocamente el respeto, las consideraciones y los incentivos, realizando con alegría y agrado las tareas y labores que nos correspondan hacer, poniendo al máximo nuestra voluntad, esmero, eficiencia y amor propio.
El éxito, se puede alcanzar en base al esfuerzo, capacidad, fuerza de voluntad y sobre todo a propuestas de objetivos concretos y bien diseñados, a fin de ejecutar acciones de corto, mediano y largo plazo. Si nos fijamos objetivos y metas, tenemos que programar las acciones o actividades que correspondan realizar; pero, no olvidemos que sólo triunfaremos si ponemos el mejor esfuerzo en cada acto y que, de acuerdo con la perseverancia y la fe en nuestros ideales lograremos la satisfacción correspondiente, lo que a su vez nos sirve de estimulo reforzador para continuar las etapas sucesivas señaladas en nuestro plan de crecimiento en la estima personal y éxito.
Los estímulos y caricias alimentan el espíritu y potencian la seguridad.
Otro factor importante es valorar nuestras posibilidades y el aporte que recibimos de los demás. Porque no podemos considerarnos indispensables e irremplazables, sino, como partes o engranajes que necesitan marchar en forma armoniosa a un mismo ritmo y bien sincronizados; pues así damos el lugar y reconocimiento a todos los integrantes de una institución o centro de actividad laborar, social, deportiva, cultural, etc.
En consecuencia, debemos mejorar nuestras interrelaciones, y para lograrlo, debemos incentivar mediante gestos, palabras y caricias psicoafectivas a todos los integrantes del grupo al que pertenezcamos, reforzando los procesos de socialización y de integración con fines sociales, educativos y solidarios.
Cuando pensamos en el amor propio sabemos que nos dolerían las críticas destructivas, las burlas y las desconsideraciones que algunas personas tienen para con los demás. Por ello, debemos proponernos como norma de conducta diaria y permanente, la misión de hacer que todos se sientan felices, practicando formas de comunicación basadas en estímulos y caricias que alimentan el espíritu y potencian la seguridad que conducen hacia el logro de objetivos y metas, llevándonos hasta el podio del éxito y la felicidad.
Finalmente, creemos que la estima personal es indesligable al éxito, como el amor propio a la superación. Por tanto preguntémonos ¿cuánto bien podemos hacer por los demás? Tengamos en cuenta que al hacerlo, también logramos nuestro propio bien. ¡¡ ESTIMATE Y TRIUNFA!!
Julio Vargas Castaños
DNI: 07023604, CPPe: 072914
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Julio Vargas Castaños 